domingo, 26 de febrero de 2012

FUSARIOSIS DE LA PALMERA CANARIA.

PARA EL TRATAMIENTO Y PODA DE PALMERAS SE HACE NECESARIO CONTACTAR CON PROFESIONALES CUALIFICADOS.Y QUE POSEAN LA ACREDITACION OFICIAL DEL GOBIERNO DE CANARIAS.
La palmera canaria puede verse afectada por dos tipos de fusariosis: la vascular típica, producida por Fusarium oxysporum f. sp. canariensis y la descrita hace unos pocos años para la palmera datilera producida por Fusarium proliferatum. Esta última puede afectar a más epecies y hasta ahora se ha detectado en P. canariensis, P. dactylifera, Roystonea regia y Veitchia johanes en varias localidades de Tenerife.
En Canarias la fusariosis vascular de las palmeras ha sido detectada y confirmada por técnicas de PCR en todas las islas excepto en El Hierro y Lanzarote, de donde no se han estudiado muestras. En todos los casos sólo se ha detectado en palmeras ubicadas en parques y jardines y nunca en palmerales naturales.
Generalmente, los primeros síntomas suelen presentarse en las hojas basales, las más viejas. Se inician como amarilleos en los foliolos y espinas situados en la base del raquis que posteriormente se secan. Este amarilleo progresa de manera asimétrica por los foliolos de un lado del fronde, ascendiendo hasta el ápice, desde donde sigue un recorrido inverso por el otro lado, descendiendo hasta la base del raquis.
Internos
Foto de http://www.deraiz.org/
Finalmente, todo el fronde resulta afectado presentando un color amarillento-pajizo y una apariencia seca. Sobre el raquis, se presenta una línea o una zona que al principio tiene un aspecto algo aceitoso hasta alcanzar una coloración marrón claro o incluso marrón muy oscuro de anchura variable, y que se prolonga en casi toda la longitud del raquis.
Estas manchas también pueden aparecer en los bordes de los raquis, pero en este caso pueden no tener carácter diagnóstico, porque igualmente se pueden presentar en casos de podredumbre rosada producida por Nalantahamala vermoeseni, nueva denominación de Gliocladium vermoeseni y por especies de la familia Botryosphaeriaceae como Botryodiplodia,Diplodia o Fusicoccum.
Según avanza la enfermedad, los frondes secos se van plegando sobre el estípite (tronco) a modo de “falda”. Durante este proceso se retrasa la emisión de nuevos frondes y también el crecimiento de los existentes. En estados muy avanzados de la enfermedad sólo queda un penacho de frondes verdes emergiendo del centro de la corona mientras que los restantes, ya secos, cuelgan a lo largo del tronco. Finalmente se
producirá el colapso y muerte de toda la planta.
En general, las especies de Fusarium oxysporum productoras de las fusariosis vasculares son habitantes del suelo, donde pueden permanecer durante mucho tiempo debido a la presencia de clamidosporas. Las especies del género Phoenix presentan en la parte basal del tronco o estípite y en los primeros centímetros del suelo unas raíces especializadas en la aireación de la planta. Se cree que las infecciones ocurren si estas raíces se dañan, lo que facilitaría que las esporas o clamidosporas de Fusarium oxysporum f. sp. canariensis presentes en el suelo, pueden germinar y atravesar la corteza dañada y desde allí pasar a los haces vasculares del xilema por donde ascenderán hasta los frondes atravesando las placas existentes entre vasos. Esto no excluiría que la infección pudiera ocurrir a través de otras raíces más profundas.
También se ha demostrado que Fusarium oxysporum f. sp. canariensis se puede transmitir a través de las heridas de poda y puede estar presente en las semillas.

Fuente:http://www.deraiz.org/

El Picudo Rojo de la palmera

En esta ocasión vamos a ver y saber algo más sobre el Picudo Rojo ( Rhynchophorus ferrugineus ), se trata de un insecto que está causando estragos en las palmeras, sobre todo en las conocidas como Palmera Canaria (Phoenix Canariensis).
De hecho, y dado que este parásito se halla dentro de la palmera y que la duración media de su ciclo de desarrollo interior puede durar hasta tres años sin que se perciban signos exteriores de daños, es muy difícil frenar su expansión mediante acciones basadas exclusivamente en el corte y destrucción, como hasta ahora se había hecho.
Este coleóptero originario, en principio, de las regiones tropicales del Sudeste Asiático y Polinesia, se ha extendido posteriormente a un gran número de zonas subtropicales; es acualmente uno de los insectos más dañinos para las palmeras en el mundo. De todos los países en los que se encuentra hay que prestar especial atención a Egipto, Marruecos, Arabia Saudí e Irán, por ser éstos nuestros proveedores de palmeras más habituales.
En Europa, España, y más concretamente en Andalucía, fue detectado por primera vez en 1995 en Almuñecar (Granada), extendiéndose a continuación a las zonas costeras de las provincias de Málaga y Granada, desde Vélez-Málaga a Motril, donde se mantuvo hasta el 2004, año en el que comenzó su expansión en toda la costa andaluza desde Huelva hasta Almería, y distintos puntos del interior de las provincias de Córdoba, Jaén, Sevilla y por desgracia aquí en nuestros pueblos del Aljarafe, no siendo exajerado y temerario por mi parte el decir que como no se tomen medidas más eficaces que hasta ahora, en un tiempo no muy lejano vamos a tener infectadas la gran mayoría de las palmeras que poseemos.
Las hembras hacen las puesta en la corona de las palmeras. De los huevos salen las larvas, las cuales viven de 2 a 4 meses y pupa en un capullo realizado con fibras entrelazadas. Los adultos salen de ahí y siguen alimentándose del interior de la palmera.
La larva penetra por el capitel directamente al tronco, labrando galerías de hasta más de 1 metro de longitud.
Las galerías parten de la corona y se ramifican en el interior del tronco.
Las hojas centrales amarillean y se marchitan, de forma que en pocas semanas, la práctica totalidad de la corona se ve afectada originando la muerte de la palmera.
Desde aquí quiero expresar nuestro agradecimiento al Servicio de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Sanlúcar la Mayor por las facilidades que nos han dado para la elaboración de este pequeño documental.